Qué poquito queda para que
comience el nuevo curso escolar. Qué razón tiene Sandra. Para nosotros,
maestros, septiembre es nuestro enero. Las intenciones de hacer dieta,
ir al gimnasio, leer esto y aquello, organizar el trastero, no dejar todo para
el final, y un largo etcétera, no nos las proponemos el 31 de diciembre, sino a
finales de agosto, en el justo y preciso momento en que resurgen esas maripositas
de nerviosismo ante los nuevos comienzos. Porque, a veces por suerte, a veces
por desgracia, cada septiembre siempre
se empieza; ningún curso es igual al anterior o al que vendrá, incluso si
continúas siendo tutora de los mismos chicos, en el mismo cole, con los mismos
compañeros.
Este septiembre me toca empezar
del todo. Nuevo cole, nuevos chicos y nuevos compañeros. Es un buen destino: no
lejos de casa y entorno casi inmejorable. A menos de quince días de la vuelta
al trabajo, las maripositas ya revolotean. Lo nuevo entusiasma, pero también
asusta.
Sin embargo, más que el
nerviosismo, este “fin de año” me puede más la tristeza. Me voy -contra mi voluntad, claro- del cole en el
que he estado los dos últimos cursos. Siendo objetiva, en realidad no ha sido
mucho el tiempo que he pasado allí. Siendo subjetiva, he vivido, en lo
profesional y en lo personal, experiencias que han cambiado mi forma de
entender la docencia, y el mundo (la maternidad, ya se sabe…).
Cómo no voy a estar triste. Dejo
atrás a mi grupo de chiquitos –aunque ante esto ya estoy algo inmunizada- y,
sobre todo, a los mejores compañeros. Desde el primer minuto me sentí arropada,
tranquila, motivada, segura y respaldada por un equipo excelente, en todos los
sentidos. Si algo he crecido como maestra durante estos años, ha sido gracias a lo que de
ellos he aprendido.
Agradecimientos infinitos,
maestros. Los echaré de menos. Mucho.
Los nuevos caminos son siempre difíciles de empezar, pero emocionantes de recorrer. Lo vivido sirve para para coger el ritmo que tu paso necesita. ¡Ánimo! Nosotros también te echaremos de menos...
ResponderEliminarNo sólo te echábamos de menos en el comienzo, yo personalmente te echo, en presente, de menos. Hemos vivido una semana terrible de medios de comunicación, mentiras, presiones y demás en la que estoy segura que me hubiera sentido mejor si hubieras estado allí. Las huellas importantes quedan para siempre, aunque sea la sombra o el recuerdo de donde estuvo....
ResponderEliminar¿Ves? Cómo no voy a echarte de menos... Gracias, amiga. De una manera u otra, intento seguir estando allí.
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