lunes, 20 de junio de 2016

Tres meses y veintidós días. Familia y educación. Comparación programas electorales.

10 de junio de 2016

            Helia tiene tres meses y veintidós días. Sonríe a menudo; sobre todo, si quien la mira es su hermana. Levanta el cuello con fuerza. Aún no se mantiene sentada y se agota rápidamente si la tumbo boca abajo.

            Helia me regala horas seguidas de sueño profundo y nocturno. En compensación, me reclama con frecuencia durante el día. Sólo mi pecho es su alimento. Mama con desesperación pocos minutos. Descansa. Y otra vez. Y otra vez. Y otra vez.

            Terminará muy pronto esta dependencia absoluta, amor primitivo y puro, de mi cuerpo, de mí entera. Ese “sólo yo” fue trascendental cuando nació Nerea. Y vuelve a serlo ahora. Aparentemente egoísta, egocéntrico y ególatra, este “sólo yo”, intrínsecamente generoso, valiente y desinteresado me colma, me hace grande, importante y necesaria.

20 de junio de 2016

            Hace diez días, Helia tenía tres meses y veintidós días y yo, sumergida en ese mar en calma de dedicación plena, me habría tenido que incorporar al trabajo. Las dieciséis semanas de permiso se esfumaron. Ahora disfruto, desde la seguridad y la consecuente libertad de mi puesto de trabajo, de la acumulación del permiso de lactancia, cuya finalización coincidirá felizmente con el mes de vacaciones inamovibles de los docentes: agosto.

Pero casi ninguna mamá trabajadora es así de afortunada. La mayoría debe dejar en manos de otros el cuidado de sus bebés de tres meses y veintidós días. Y se normaliza. Y las que lo hicieron ayer con dolor lo transforman en un “no fue para tanto” a las que deben hacerlo hoy. Y los que no lo han  hecho tratan de convencer con un “todos los demás lo hacen”.

La mayoría debe dejar en manos de otros la crianza y la educación de sus hijos. Y se normaliza. Pero la triste realidad educativa nos escandaliza y nos preocupa. Y en España seguimos sin conectar las políticas familiares con las educativas. Un vistazo a Suecia o Finlandia nos sacudiría con un tortazo.

Familia y educación. Ahí he puesto el foco en la lectura de los programas de los partidos con mayor representación parlamentaria: PP, PSOE, C’S y Podemos. No me he llevado sorpresas. Mucha generalidad, palabras biensonantes y poca concreción en las propuestas. Ahí va un resumen (perdonen el formato cutre de la tabla). En toda selección, hay subjetividad, pero he procurado no intoxicar el texto con opinión. Esta información podrá resultar útil el próximo domingo a personas que son  o serán padres. También a los que tienen cerca o estiman a personas que son o serán padres. Y, por supuesto, a todos aquellos a los que les importen los niños.


PP
PSOE
C’s
Podemos
Permisos de maternidad y paternidad
Ampliación duración del período de excedencia por cuidado de hijos en el caso de familias numerosas.
Permisos de maternidad y paternidad de duración adecuada. Progresiva equiparación.
Igualar permisos.
26 semanas en total.
8 semanas cada progenitor. Intransferible.
10 compartidas.
Igualar permiso de paternidad al de maternidad. Establecimiento de un calendario que aumente el actual permiso de paternidad hasta igualarlo con el de maternidad. Intransferible, 100% pagado y puesto protegido.
Lactancia
“Plan de apoyo a la maternidad” (Sin concreciones)
No menciona
No menciona
Ofrecer facilidades a las mujeres que deseen una lactancia prolongada.
Facilitar y garantizar el ejercicio de una lactancia más allá de los 4 meses de permiso.
Conciliación laboral
Garantizar el protagonismo de los padres en la educación de sus hijos.
Racionalización de horarios.
Excedencias con reserva de puesto.
Facilitación de horarios según necesidades de los padres.
Racionalización de horarios.
Fomento de actividades extraescolares en horarios no lectivos.
Jornada laboral más compacta y flexible.
Horario GMT.
Flexibilización jornada laboral.
Adaptaremos el calendario escolar de festivos y la jornada escolar al calendario laboral. 2 meses de vacaciones.
Ajuste de horarios de apertura de escuelas infantiles al horario laboral de los padres.
Adecuación de horarios laborales para el cuidado de dependientes.
Jornadas laborales cortas a tiempo completo.
Adaptación entre los horarios laborales  y escolares.
Educación Infantil (de 0 a 3)
No menciona.
Gratuidad progresiva.
Acceso universal.
Aumento de plazas públicas y concertadas.
Pública y gratuita.
Pacto educativo
Derogación LOMCE
No
No
Escuela laica
No
Sí.
Educación para la ciudadanía.
No.
Sí.
Docentes
Libro blanco: código deontológico del docente.
Carrera profesional docente.
Prácticas docentes remuneradas durante 2 años.
Estatuto del personal docente.
Sistema de acceso a la docencia similar al MIR.
MIR docente.
Se dará a los centros mayor capacidad para seleccionar y conservar a los mejores profesionales.
Estatuto docente. Hay que basar las carreras profesionales de los educadores en los resultados para acabar con la desmotivación laboral.
Nuevo sistema de acceso a la función pública docente.
Plantillas más estables.
Reducción de horarios de docencia directa para investigación y reflexión de la práctica docente.
Lenguas
Formación en idiomas, innovación y emprendimiento.
Construcción de un modelo común para el aprendizaje de idiomas.
Educación bilingüe y trilingüe.
Plan de aprendizaje integrado de lenguas extranjeras.
Atención a la diversidad
Pruebas de detección precoz de dificultades.
Educación inclusiva.
Progresivo descenso de la ratio.
Escuela inclusiva.
Más plazas para profesores de apoyo en el aula.
Tutores personalizados para el seguimiento y detección de capacidades y dificultades.
No a la repetición de curso.
Plan nacional de educación inclusiva.
Disminución de la ratio.
Centros concertados
No menciona.
No menciona.
Educación verdaderamente gratuita, sin tasas ni tarifas encubiertas en colegios públicos y concertados.
La oferta de plazas escolares seguirá financiándose con recursos públicos sólo en los casos en que sea necesario (por insuficiencia de la oferta en la red pública).







 Como suele decir Ana Pastor: "Estos son los datos, suyas serán las conclusiones."

Aquí dejo también los enlaces a los cuatro programas electorales, por si se quiere contrastar o profundizar:


miércoles, 11 de mayo de 2016

Quisiera pagar más impuestos II. Sanidad.

Di a luz a mi segunda hija de pie, con las manos apoyadas en una cama de parto. La matrona, agachada detrás de mí, “lo estás haciendo muy bien”. Yo pedía ayuda cuando el dolor me daba tregua y recuperaba mi voz; cuando no, mis sonidos se volvían desconocidos, viscerales, animales. Del dolor más intenso, al alivio. Del alivio, al miedo. Helia nació con dificultades para respirar. Parto muy rápido, quizás. Actuaron en segundos. La reanimaron. Unas horas en la UCI. Poco después, calma, pecho y felicidad.

            Cuánto se ha recorrido para que en un hospital público se pueda dar a luz de esta forma. Cuánto habrán luchado los trabajadores, especialmente las matronas, que se merecen mil y un homenajes por la labor de atención y educación que realizan desde cada centro de salud. Es que se nota. Se nota que han ganado guerras.

            Para la fase de dilatación, hay una sala común con seis o siete camas separadas con biombos y un baño con ducha. Tuve suerte aquella noche. Estábamos solos. Después de veinticuatro horas de contracciones irregulares en casa, fuimos a urgencias. Seis centímetros de dilatación. Yo, tranquila, respirando como me habían enseñado, le contesté a la matrona que quería continuar sin epidural. Mientras me hacían el registro, leyeron mi plan de parto. Cuando tuve a mi primera hija, lo redacté yo. Esta vez, sólo tuve que completar el documento que ha elaborado el servicio canario de la salud para que las embarazadas decidamos qué tipo de parto queremos y, lo más importante, se respete por parte de los profesionales si todo se desarrolla con normalidad.

            La bolsa se rompió y comenzaron unas contracciones intensísimas. La matrona me llevó hasta la ducha para limpiarme y aliviar ligeramente el dolor. Empecé a sentir ganas de empujar mientras me ayudaban a secarme.

-         Esto ya está.- dijo la matrona tras hacerme un tacto.

Yo estaba tumbada en la cama y la contracción me empujó a bajarme, a doblarme, a dar vueltas y buscar la posición.

Sumamente respetuoso y natural, en un entorno médicamente seguro. Así fue mi segundo parto.

Se ha andado mucho. Pero el camino es largo. En la visita que organiza el Hospital Universitario de Canarias para embarazadas, la matrona encargada del “tour” explica que esos paritorios no se idearon para el uso que actualmente le están dando. Para empezar, son feos. Con todo lo necesario, pero feos. Suelos oscuros, paredes viejas, sin luz natural, no hay baño dentro para la parturienta, los acompañantes deben entrar y salir por la zona de trabajo “trasero” del personal para no invadir el espacio de otros paritorios… Sólo se pasa a esa habitación cuando el bebé está a punto de nacer. Mientras, la fase de dilatación (en la que se debería estar tranquila, cómoda, concentrada para soportar el dolor…) se ha de pasar con más gente. No es sólo una cuestión estética. No exijo que los paritorios sean diseñados por un arquitecto interiorista de prestigio. Pero sí que se modifiquen para responder a las necesidades laborales actuales. Un aspecto más a mejorar, casi sin importancia, si lo comparamos con otras urgencias en la sanidad pública.

Obviamente, el entorno no es el adecuado si imaginamos un parto natural ideal. Sin embargo, con esos medios y esas infraestructuras, el personal sanitario que allí trabaja se esfuerza por devolver la lógica y necesaria naturalidad a los partos fisiológicos y a lo que viene después: ya el bebé permanece siempre –si todo es normal- con la madre. Siempre. Incluso durante la intervención del pediatra. Fomentan el contacto piel con piel y la lactancia natural desde el paritorio. Ya en planta, incluso cuentan con una asesora en lactancia que ayuda a las mamás y así garantizar un comienzo exitoso. “Nido”, como tal, está por desaparecer.

Me emociono al recordar a las personas que nos atendieron aquel 19 de febrero. Matrona, residente, auxiliar, enfermera y pediatra. Nos trataron con ternura, amabilidad y respeto, mientras realizaban impecablemente su trabajo. La matrona y la residente, fuera de sus turnos de trabajo, se preocuparon por mi niña y nos visitaron en planta. Fue un gesto extraordinario. Mil gracias.  

Ojalá la Administración hubiera acompañado a los profesionales sanitarios en este y otros aspectos. Para empezar, mejorando sus condiciones laborales (mejores horarios y sueldos, y más contrataciones), pasando por  reformar las infraestructuras sanitarias para facilitarles su labor, y contribuyendo así a que los usuarios de la sanidad pública se sientan mejor atendidos.

Ahora que sabemos con precisión dónde está Panamá, reitero aún más la afirmación: quisiera pagar más impuestos. Que todos pagásemos más impuestos que alimenten y hagan crecer los derechos más esenciales de cualquier persona.



martes, 5 de abril de 2016

Quisiera pagar más impuestos

Hasta dónde tiene que llegar el Estado. Hasta dónde quieres Tú que llegue el Estado. Pregúntate eso. Después, averigua hasta dónde quiere cada partido político que llegue el Estado. Entonces, vota.

            Se le llenaba la boca a Rajoy aireando su presunto orgullo por los sistemas sanitario y educativo de nuestro país, en el Salvados del domingo pasado. Me pregunto cuántas veces habrá acudido él a las urgencias de un hospital público. Apuesto a que pocas veces, a no ser que haya sido algo muy grave… -curiosamente, en “lo grave”, la sanidad privada deriva al paciente a la pública. Cosas de la rentabilidad, será-. Aunque, honestamente, no lo sé. Tampoco conozco la naturaleza del centro educativo donde estudia su hijo, pero me aventuro a dudar de que sea pública.

            En esa tesitura, señor Rajoy, ¿de qué exactamente se siente usted orgulloso cuando habla de la sanidad y la educación en España? No entiendo. Se referirá a esa “libertad” para elegir dónde quieres curarte o estudiar dependiente de tu bolsillo. Simplificando: liberalismo. Esencia ideológica de Partido Popular o Ciudadanos. Volviendo a simplificar: Papá/Mamá Estado llega hasta “aquí”. El resto, lo pagas tú. Si puedes. Menos impuestos, claro. Por consiguiente (¡Ay, Felipe!), menos derechos, denominados por algunos como servicios. Visión simplificada, reitero, y hasta donde mi capacidad intelectual y mi incultura me permiten llegar. Que sólo soy maestra de primaria.

            Ése no es mi modelo de Estado. Yo quisiera pagar más impuestos. Quisiera que todos pagáramos más impuestos, en función de lo que ganásemos. Eso me gustaría, por ejemplo, si se construyeran con mi dinero (con nuestro dinero) colegios de verdad y no de planchas y cartón piedra. O si se reformaran centros de salud y hospitales públicos sin que se triplicara el presupuesto inicial a medio camino y no se pudiera finalizar las obras.

            Sentirse orgulloso de algo implica luchar por conservarlo, y mejorarlo.

            Yo me siento, desde mi más profunda cursilería de ideología simplista de izquierdas, orgullosa de lo público. Creo y quiero creer en el topicazo: lo público es mejor; precisamente por ese carácter de servir –de dar servicio y de utilidad- como derecho fundamental de cualquier persona, tenga el dinero que tenga. Entre otras muchas cosas, creo firmemente en que, como empleada pública, desarrollo mejor mi trabajo que como empleada privada. Que mi hija se forma mejor como ciudadana en un centro público que en uno privado. Que mi familia y yo vamos a estar mejor atendidos en un sistema sanitario público que en uno privado. Innumerables razones me conducen a tales afirmaciones. Sólo una, por ilustrar: en el sistema público, eres un ciudadano con derechos. En el sistema privado, eres un cliente.


            Cuando escucho lamentos sobre las interminables listas de espera o el estado de desbordamiento de las urgencias en los hospitales; cuando leo quejas sobre los mecanismos de selección del alumnado de los centros concertados; cuando se conversa con rabia sobre los diferentes importes que se pagan por los servicios de acogida temprana o permanencia en distintos centros públicos de la misma ciudad…; me pregunto si esas voces en guerra son realmente conscientes del valor de un voto.