domingo, 9 de noviembre de 2014

¡ABRAPALABRA!

Ahora que tiene tres años y pico, Nerea juega con el lenguaje todo el tiempo. Ha descubierto las palabras “feas” y se autocorrige o sanciona a los demás cuando aparecen. Prefijos y sufijos bailan para modificar las palabras gastadas y que resulten simpáticas, saltonas. Y a los verbos, ¡norma!: queriba y comiba. Mi “yo” filólogo se regocija. Disfruto escuchándola.

Utilizando magia, nos convertíbamos en ranas, tigres y perros. ABRACADABRA, empezaba yo… Hasta que mi pequeña saltarina, con ese carácter que tiene -impetuoso, impaciente, expresivo, entrecejo arrugado- se negó en rotundo. Es ABRAPALABRA, Mami.

Y Mami se acuerda de Cortázar.


Abrapalabra…Titularé, si algún día lo escribo, mi primer libro así.