He leído y
oído eso de “volvemos a lo de antes” innumerables veces desde que Wert anunció
las fantásticas medidas que se aplicarán en educación. Incluso el PSOE ha
declarado que estos recortes “suponen un retroceso de 30 años”.
Estas
afirmaciones camufladas de pesimismo ante el tijeretazo económico son
asombrosamente optimistas si aterrizamos en la realidad de una clase en la
actualidad. Treinta y pico alumnos en una clase de hace treinta años no son lo
mismo que treinta y pico alumnos en una clase de ahora. Ni de lejos. No sólo
por la obviedad de que la sociedad ha cambiado, sino porque las sucesivas
reformas han modificado casi de raíz el fenómeno educativo.
La integración
de niños con necesidades educativas especiales en el aula ordinaria es un buen
ejemplo de ello. Hace veinte años no existía la integración. Los alumnos con
problemas acudían a centros llenos de niños con problemas. Y a los alumnos
problemáticos (aquellos “flojitos” o con comportamiento inadecuado) se les iba
apartando poco a poco del sistema; total, la secundaria no era obligatoria. Hoy
todos los alumnos (con problemas, problemáticos y sin problemas aparentes) forman
parte de un mismo grupo. Así que en las aulas masificadas de antes se respiraba
cierta sensación de homogeneidad. Era prácticamente imposible imaginar un alumno en
3º que no supiera leer. En un tercero actual podemos encontrar fácilmente niños
que no saben leer, niños con trastornos del desarrollo, niños con síndrome de
Down… y veinte más, cada uno diferente del otro. Ya no se contempla al grupo,
sino al individuo. Así que, desde esta perspectiva, miremos a una clase con
treinta y pico niños hoy.
Rotundamente no. No volvemos a
lo de antes. Nos encaminamos a algo muchísimo peor. Me aterroriza mirar al futuro.
No por tener que trabajar el doble, cobrar menos y sufrir más. Sino por mi
hija, por tus hijos, por el niño de mi clase que me manchó de témpera el pantalón
esta mañana, por la niña de cuarto que ayer me preguntó sonriente por mi
familia en los pasillos…
y, pese a todo eso y algo más que seguro se te queda en el tintero, nosotros estarás ahí para ayudarles, apoyarles y hacer todo lo que puedas por ellos. Porque eres MAESTRA.
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