Estaba viendo Telecinco esta mañana y he sentido
la necesidad imperiosa de apagar el televisor. Me produjo esa clase de asco que
remueve entrañas y desgarra. Abruma la sutileza
con la que juegan con los espacios en televisión: a la izquierda de Ana Rosa,
boquiabiertos y descolocados; a la derecha, les faltó darle el Pulitzer al
reportero de la cara tapada, por si había represalias y a los estudiantes se
les ocurría predicar con ejemplos etarras
o bolivarianos -uso estos calificativos como los suele usar Eduardo Inda: a lo loco-.
Resulta que “de incógnito”, entraron en la
Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid y
mostraron algunas clases y pasillos. Panorama
desolador y de ideología única (de izquierdas), aseguraban algunos tertulianos
echándose las manos a la cabeza. Se fuma tabaco: Podemos regala los cigarros y
los mecheros. Se fuman porros (o cigarrillos de marihuana, como dijeron con
cursilería en ese ejercicio de pseudoperiodismo que sin sonrojarse llamaron
reportaje): Podemos es el camello. Hay pintadas antisistema: Podemos lava los
cerebros de jóvenes inocentes para que se conviertan al anticapitalismo.
Según nos revela el magnífico documento
informativo, allí se adoctrina porque para aprobar las asignaturas de los
líderes de Podemos hay que comprar y estudiar sus libros. Bravo por ellos.
¿Periodismo se estudia en la Universidad, no? No sé cuántos libros escritos por
profesores tuve que leer en mis años universitarios. Ahora me estoy planteando
que posiblemente aquel profesor de Historia de la Lengua quiso adoctrinarme mediante
la lectura de su libro en el que desarrollaba la estúpida idea de que el
español tenía su origen en el latín. Qué cabrón. Cómo nos engañan, salvando las
distancias.
No he estudiado en Madrid, ni ciencias
políticas. Pero recuerdo mil y un comentarios políticos en medio de clases de
literatura del siglo XIX, de morfosintaxis, o de sociología de la educación. De
profesores y de alumnos, of course –es que
es venirme a la mente José María y se me despierta la tejana que llevo dentro-.
Gobernaba Aznar en uno de aquellos comentarios que hizo un profesor
asegurando que lo del PP era un auténtico misterio porque “nadie” les votaba,
pero siempre ganaban. ¡¿Que lo lleven preso?!
Comentarios ofensivos o, como mínimo, burlones,
han llenado los programas de “tertulia política” estas semanas. Pablo Iglesias
tiene un inglés patético, “bueno, el que se enseña en España” -cito literalmente
a Pilar García de la Granja-; Errejón es un becario
corrupto; Teresa Rodríguez hace nudismo (signo evidente de que es una
antisistema que dinamitará la democracia); Juan Torres (economista que colaboró
en el proyecto económico) es sospechosamente respetuoso y educado –esto lo
afirmo yo, que también sé echar leña al fuego-; Monedero cobra mucho para declarar
ser un perroflauta. Y penosos etcéteras infinitos.
Pablo Iglesias se ha hartado de explicar que en Podemos
quieren contar con expertos en cada uno de los temas (expertos en economía,
expertos en educación, expertos en sanidad…) antes de definir y establecer su
Programa; precisamente por evitar esa extraña capacidad –o súperpoder- de los
políticos para servir para todo, como ser hoy portavoz del grupo popular en el
Congreso y mañana ministro de sanidad siendo licenciado en filología románica y
derecho (lo que se dice un experto en sanidad, en toda regla), por ejemplo. Así
que al señor Iglesias, que ha declarado sin pudor no ser un experto en economía,
lo crucifican con dardos porque en su gira por Estados Unidos confundió no sé
qué organismo con no sé qué otro.
Con honestidad, pensé que lo darle voz y sus minutos
de pena a la alcaldesa del PP que
aseguró haber suspendido la asignatura de Pablo Iglesias “por llevar perlitas” –y
que después rectificó: “fue sólo una vez, y posiblemente no tenía el
conocimiento suficiente para aprobar”-, era el techo de la desvergüenza, del
antiperiodismo, de lo absurdo.
Lo pienso fríamente y me estremezco. Horas y
horas dedicadas en los medios de comunicación para desacreditar a un partido
emergente sobre el que cada individuo debería poder decidir libremente si está
a favor o en contra, a través de informaciones plurales, pero serias, con rigor
y de calidad. Este juego sucio que llueve sobre Podemos invita a sospechar que
hay algo en este sistema que algunos no quieren que se quebrante.
Pero mientras, lo de Bankia, o lo de Gürtel, o lo
de Nóos, son una gilipollez que nada tiene que ver con nuestra miseria.
Pero mientras, el parlamento vota unánimamente
por imponer el ajedrez en los centros educativos… Atención, amigos. No votaron
unánimamente por contratar a más profesores, o por garantizar una preparación
adecuada a los futuros docentes en las facultades, o por incrementar el gasto
en Educación. No. Votaron UNÁNIMAMENTE por enseñarles a los niños ajedrez… Voy a llorar.
Pero mientras, imputados, imputados, imputados,
d..imputados, diputados, diputados.
Pero mientras, desahucios y niños con hambre.
Sanidad y Educación de copago. Autónomos ahogados…
-Ahora conviene pedir disculpas por la demagogia
y populismo (palabrotas de moda que se relacionan siempre con Podemos) derrochados
en estos últimos párrafos-
Continúo: …Pero lo importante, lo verdaderamente
importante, es que para entrar en la biblioteca de Ciencias Políticas de la
Universidad Complutense de Madrid, hay que pasar por un pasillo en el que los
estudiantes, animados por Podemos, fuman porros.
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